Somos aire. El aire es el paisaje, nuestro mundo lejos de nosotros mismos y de todo aquello que creemos conocer lo suficiente. El uso excesivo de la memoria nos produce un vacío, un hueco que no somos capaces de llenar con imágenes. Éstas nos persiguen como el mismo aire, simplemente están ahí, no trascienden más allá de sí mismas porque existen demasiadas. El paisaje se hace excesivamente complejo, demasiadas líneas sin sentir. Todos queremos formar parte de él. Nos mezclamos con la risa, la noche, la luz y percibimos cómo el mundo gira. Todos giramos con él en un espacio común. Este es el paisaje. En ocasiones, no sólo tomamos parte en él, sino que lo creamos, lo fotografiamos y originamos un discurso: algo que contar, una inquietud colectiva y que a la vez nos acerca a lo social.
25/11/2010