Y mientras más pensaba en ti más segura estaba de que no debía dejar escapar mi camino. Un camino lleno de incertidumbres y sorpresas. Y eso es lo más emocionante de vivir: no parar de soñar, de sorprendernos. Los días anodinos me desalman. Me desperté pensando en la luz que desprende nuestro abrazo, esa luz que busco con el lápiz o la cámara fotográfica. En ese momento sentí que no debía perder el rumbo. Tu ausencia me mantiene alerta y me advierte de que el mundo es finito y único, y en él quiero crear, enseñar, investigar. Cada día pienso en ello y ese pensamiento se convierte en una constante, diciéndome a mí misma que debo aprender a vivir sin ti pero contigo más cerca que nunca.
07/06/2020